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Chalecos Amarillos

El movimiento que se convirtió en símbolo de una lucha social
Fotografías de Jeremías González

Todo comenzó en mayo de 2018, cuando la microempresaria Priscillia Lodsky publicó una petición en Change.org dirigida al gobierno francés. Su llamado, una protesta contra el aumento de los impuestos al combustible, encendió una chispa que pronto se transformó en un incendio social.

El 17 de noviembre de 2018, una convocatoria lanzada a través de las redes sociales se expandió como un virus. Más de 300.000 personas salieron a las calles de toda Francia para manifestarse.

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Manifestantes prenden fuego a una barricada durante una jornada de protestas del movimiento de los “chalecos amarillos” en París, Francia.

El combustible era el punto de partida, pero el descontento venía de mucho antes. En rutas y rotondas de todo el país, hombres y mujeres comunes se pusieron el chaleco de seguridad amarillo, obligatorio en todo vehículo francés —le gilet jaune—, convirtiéndolo en un símbolo de resistencia y unidad.

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Cientos de manifestantes del movimiento de los “chalecos amarillos” ocupan la avenida de los Campos Elíseos, en París, Francia. Los participantes se enfrentan con la policía antidisturbios cerca del Arco del Triunfo al comenzar su 18º fin de semana consecutivo de protestas contra el presidente Emmanuel Macron.
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Un manifestante enmascarado frente a un incendio durante los enfrentamientos con la policía antidisturbios en la marcha del Primero de Mayo, en París, Francia.
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Los llamados “médicos de la calle” asisten a un manifestante herido durante una protesta del movimiento de los “chalecos amarillos” en París, Francia.
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Efectivos de la policía antidisturbios se agrupan cerca del Arco del Triunfo durante una manifestación del movimiento de los “chalecos amarillos” en París, Francia.

El 17 de noviembre de 2018, una convocatoria lanzada a través de las redes sociales se expandió como un virus. Más de 300.000 personas salieron a las calles de toda Francia para manifestarse.

“Estamos hartos de trabajar para nada.”

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Una manifestante reparte flores durante una protesta del movimiento de los “chalecos amarillos” en París, Francia.
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Manifestantes se enfrentan a la policía antidisturbios cerca de la Torre Eiffel durante una marcha del movimiento de los “chalecos amarillos”.
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Efectivos de la Gendarmería Nacional bloquean el avance de manifestantes del movimiento de los “chalecos amarillos” en París, Francia.

El aumento del precio del combustible golpeaba con más fuerza a la clase trabajadora de las provincias, dependiente de sus vehículos para llegar al trabajo, llevar a los niños a la escuela o hacer las compras. También las generaciones mayores se sumaron, en rechazo a un nuevo impuesto sobre las pensiones.
El malestar crecía. Muchos coincidían en una misma sensación: la vida en Francia ya no era tan cómoda ni tan justa como les habían prometido.

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Un automóvil perteneciente a la operación de seguridad Sentinelle arde cerca de la Torre Eiffel durante una manifestación en París, Francia.
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Manifestantes del movimiento 'chalecos amarillos' participan en una marcha antigubernamental en las calles de París, Francia, protestando contra las políticas del gobierno.
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Un manifestante patea una bomba de gas lacrimógeno durante una manifestación de los "chalecos amarillos".

Empleados de fábricas, trabajadores independientes, pequeños empresarios, estudiantes, jubilados y desempleados comenzaron a ocupar las calles. Por primera vez, lo hacían sin banderas sindicales ni consignas partidarias.
Eran rostros diversos, de distintas clases sociales e ideologías, unidos por un mismo gesto: el brillo fluorescente de sus chalecos amarillos, visibles incluso en la oscuridad.

Cada fin de semana, miles de personas viajaban desde todos los rincones de Francia hacia París para descargar su enojo frente al poder. Desde el inicio del movimiento, más de dos mil personas resultaron heridas en enfrentamientos con la policía antidisturbios: manifestantes, civiles, periodistas y agentes.
La violencia alcanzó niveles pocas veces vistos en un país considerado uno de los más ricos y democráticos del mundo.

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Manifestantes ondean banderas de Bretaña en los Campos Elíseos durante una protesta contra el aumento de impuestos sobre el combustible en París, mientras la policía utiliza gases lacrimógenos y cañones de agua para dispersarlos.

“Nuestra fuerza radica en nuestra diversidad.”

Los chalecos amarillos exigen al gobierno reducir los impuestos, aumentar el salario mínimo y mejorar las condiciones de vida. Algunos piden incluso la renuncia del presidente Emmanuel Macron.
Muchos creen que este movimiento representa la voz del pueblo olvidado, y que podría transformarse en una fuerza política capaz de desafiar al poder establecido. Dicen estar cansados de una élite que gobierna desde la distancia, ajena a las necesidades cotidianas de millones de franceses.

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Entre nubes de gas lacrimógeno, manifestantes lanzan piedras contra la policía durante los disturbios en París.
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Un grupo de policías antidisturbios durante una manifestación.
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Un manifestante de los "chalecos amarillos" durante una manifestación.
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Un manifestante del movimiento 'chalecos amarillos' recibe asistencia médica durante los enfrentamientos con la policía antidisturbios en los Campos Elíseos, París, Francia.

Tras semanas de crisis y manifestaciones, el presidente Macron se vio obligado a romper el silencio. Cedió a algunas demandas: retiró el impuesto al combustible que había originado las protestas y aumentó en 100 euros el salario mínimo.
La respuesta del pueblo fue inmediata:

“Demasiado poco, demasiado tarde.”

Jeremías González

Es un fotoperiodista argentino radicado en Francia. Su trabajo explora las fronteras entre la fotografía documental y la arquitectura, con un enfoque en las dinámicas sociales y políticas contemporáneas. Cofundador de la Agencia Zur y colaborador de Associated Press, ha documentado la realidad europea en los últimos años, centrándose especialmente en la crisis migratoria en Calais. Su obra ha sido expuesta en Argentina, Francia, México, Canadá y España. Actualmente vive y trabaja entre Francia y Australia.