A young coca farmer about to return home after a day of work in Ch´alla, Bolivia.
Maria (left), Andreina (center) and Julia (right) prepared lunches for sell in the morning. Residents of Challa also complement their incomes by selling supplies along the road.
A boy hung from a climbing vine as part of a game testing his courage.
Adults chopped cacao surrounded by children in Ch´alla. Production of fruits and vegetables are very low and only for local consumption since its not longer sustainable and well paid as coca.
Coca leaves dried over a soccer field. Ch´alla. February, 2013.
Isaac (16) and his friend Christian (also 16), working everyday as farmhands in a “cato”, a small coca plantation on the mountainside.
Don Felipe Dominguez (62) cleared weeds and undergrowth in his orchard. He came from Bermejo, Tarija, in southern Bolivia. As a traditional farmer, he lives in extreme poverty and he is not able to buy his own coca field yet.
Mr Dominguez, carried his youngest son, Rodolfo (1), while gathering bananas in a field.
A child takes a bath with a hose outside her house. Many families are very poor and do not have a shower, others even a bathroom.
A woman working on a coca plantation on a hillside outside of Ch´alla in the afternoon.
Selling food outside the new high school in Ch´alla. Lunch there cost less than 50 U$ cents.
Mr. Dominguez´s youngest children watched a DVD movie in their bedroom. The whole family lives in a very small house provided by the government. He has nine children.
Isaac feeds and cleans pigs once a day. Because of increased revenue coming from coca cultivation, his family has been able to make several improvements like the addition of livestock.
Maria Garcia gathered coca leaves on her plantation. Her children used to help her, but now since they can go to school, she only has help some afternoons.
A bag of coca. Once the leaves are dried and lose about 75% of its original weight, they are pressed and packed into 25-pounds sacks (around 11.5 kg).
Young Isaac as he arrived at the coca field around 9 a.m.
A kid plays by night jumping and kicking coca leaves on the floor outside the local church in Ch´alla. Today he is playing, but later in time, he probably become in a coca grower.
Samuel (11) jumped into the river at the bottom of a 130-foot waterfall called “Amancaya”, near a coca plantation.
Maria walking in the forest towards to the coca leaf plantations.
Fotografías de Marcelo Pérez del Carpio
La hoja de coca ha sido cultivada desde tiempos inmemoriales en los bosques y montañas de la región de Los Andes, donde ha sido utilizada en rituales y ceremonias indígenas, por tanto hoy en día es considerada como una herencia ancestral. Sea masticada en mates e infusiones, por sus múltiples adherentes sirve como estimulante para combatir la fatiga, el hambre o el mal de altura; y es consumida por la mayoría de la población. Desgraciadamente, la hoja de coca es también la materia prima para producir cocaína.
En Bolivia, la zona de mayores cultivos de coca es Las Yungas, (un bosque sub-tropical cerca de La Paz). Su principal actividad fue siempre la agricultura, pero en años recientes una “fiebre verde” ha convertido toda el área en plantaciones de coca. Los campesinos y sus familias han abandonado sus cultivos tradicionales para convertirse en “cocaleros”. Incluso gente de otras regiones se han relocalizado en Los Yungas ante la posibilidad de obtener rápidos beneficios con la coca. Por su alto precio y bajo peso, la coca crece casi todo el año, a diferencia de las frutas y vegetales que son por estaciones. Pero a pesar que su producción genera mejores ingresos, el cultivo de coca en exceso causa deforestación, erosión de la tierra y polución química.
El numero de cocaleros creció considerablemente desde que Evo Morales – un dirigente cocalero indígena – asumió la presidencia, apoyando personalmente el uso de la coca con propósitos culturales, y defendiéndola de
las políticas anti drogas de Estados Unidos. El uso y comercialización de la coca fue prohibido en 1961 por la Convención de Narcóticos de las Naciones Unidas, cuando la coca y la cocaína fueron consideradas prácticamente lo mismo. Pero a fines del 2012 Evo logró su objetivo haciendo que la ONU reconociera el derecho del uso tradicional de la hoja de coca en Bolivia, argumentando que la hoja de coca en si no es una droga. Un tiempo antes, el presidente expulsó a U.S.A.I.D. y a la D.E.A. del país, acusándolos de espionaje contra su gobierno. Hoy en día el cultivo de hoja de coca es legal – pero auto controlado - en Bolivia.
En el 2014 la UNODC reportó una reducción considerable en la producción de coca en Bolivia. Pero a pesar de que es el record mas bajo en 10 años, los reportes también mostraron que solo un 47% de la hoja de coca esta destinada al mercado legal, habiendo un 53% que todavía va al narcotráfico. Después de Perú y Colombia, Bolivia es el tercer país productor de hoja de coca en el mundo, y el segundo en producción de cocaína, luego de Colombia.